Huella hídrica: desafío urgente
Gerardo Zamora Bolaños / CAMPUSgzamorab@una.cr
José Rodrigo Rojas, investigador del Centro Nacional de Planificación Eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). |
Sin embargo, un grupo de expertos manifestó su preocupación frente al tema. Lo hicieron el mes anterior, durante una mesa redonda organizada en la Universidad Nacional (UNA). “Existen presiones sobre el recurso hídrico que refuerzan la urgencia de avanzar en la definición de huella hídrica. El último Informe del Estado de la Nación da cuenta de que no tenemos una propuesta nacional de huella hídrica. Está en juego la disponibilidad de agua en forma suficiente y constante para el consumo humano, las actividades productivas y la generación de energía. Tenemos grandes presiones sobre ríos de vocación hidroeléctrica”, expresó José Rodrigo Rojas, investigador del Centro Nacional de Planificación Eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Sus observaciones se vuelven más trascendentales, en un país como el nuestro, que satisface la mayoría de sus necesidades energéticas con la fuente hidroeléctrica. Las cuencas de los ríos Grande de Tárcoles, San Carlos, Reventazón y Parismina son las que ofrecen mayor volumen de aprovechamiento, según el especialista.“Somos hidrocentristas, el 73% de nuestras necesidades energéticas son cubiertas con energía que proviene de embalses y plantas hidroeléctricas, solo un 13% lo resuelve la geotermia y un 9% las fuentes térmicas”, apuntó Rojas durante la mesa redonda.
El evento fue organizado por la Vicerrectoría Académica, el Programa Interdisciplinario de Investigación y Gestión del Agua (PRIGA), la Vicerrectoría de Investigación, la Comisión Interinstitucional del Agua, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y la Escuela de Química de la UNA.
Recientemente, otro grupo de expertos invitado por la UNA, había coincidido en los altos niveles de vulnerabilidad del recurso hídrico, particularmente el subterráneo ubicado al norte de Heredia, proveedor del agua para un millón de costarricenses. Expansión urbana, industrial y agrícola no planificada, así como el mal manejo de las aguas residuales, comprometen el preciado líquido.
La cuenta regresiva ha comenzado, y para los especialistas la intervención debe ser inmediata. La protección de manantiales y pozos, el monitoreo constante en la calidad del agua subterránea, la renovación de un alcantarillado sanitario de casi 80 años y la promoción de incentivos económicos para fomentar actividades de menor impacto ambiental, aparecen entre las medidas impostergables.