Juguemos en clase
Más que diversión, el juego debe ser parte fundamental en vida de las personas para su desarrollo profesional y social.Johnny Núñez/CAMPUS
jnunez@una.cr
Investigadores de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida de la Universidad Nacional (CIEMHCAVI-UNA) sostienen que las distintas materias en las escuelas podrían impartirse utilizando el juego como metodología, ya que este es parte esencial en la formación de la persona a lo largo de su vida.
María Morera, especialista en Recreación y Psicomotricidad Infantil de CIEMHCAVI-UNA es una profesional que defiende esta teoría, pues considera que en este contexto mundial, el juego debe prevalecer como parte fundamental en el desarrollo de los niños. “En el reciente III Encuentro Internacional sobre el Juego y la Recreación, expertos de distintas áreas concluimos que el juego es vital en la formación de las personas y aún más por el hecho de que los niños cada día se mueven menos y su juego se centra en el uso de tecnologías”, expresó.
Para la especialista española María Isabel Benítez, el juego es una actividad propia del ser humano y se presenta en todos los infantes aunque su contenido varíe debido a las influencias culturales que los distintos grupos sociales ejercen. El juego no es solamente algo que acontece en la infancia, sino que se prolonga durante toda la vida.
Además, el juego es vital en el desarrollo armonioso de la personalidad de cada ser humano, ya que tanto en la escuela como en el entorno familiar los niños emplean parte de su tiempo en jugar, bien con una intencionalidad pedagógica en algunos casos o lúdica en otros, pero en todos los casos implica una maduración de la personalidad; de ahí su gran valor educativo.
Benítez agregó que el juego tiene un gran poder socializante, pues ayuda al niño a salir de sí mismo, a respetar las reglas que hacen posible una convivencia pacífica, a compartir y a cuidar su entorno. Recalcó que para relacionarse mejor y adquirir valores no hay como los juegos tradicionales, en extinción; por eso, desde el carácter educativo que tiene el juego, la escuela es el lugar más adecuado para potenciar los juegos tradicionales.
Aprendizaje y juego
María Morera explicó que el trabajo del profesional en educación física es importante para lograr un trabajo multidisciplinario con los profesores de otras materias. “Por ejemplo, si en las clases de matemáticas están aprendiendo las operaciones básicas, en ese caso la clase de educación física puede enfocarse en un juego que tenga como eje fundamental la multiplicación, la resta, la división y la suma. Muchas veces en el aula, a la hora que el docente expone un tema, se le pide al niño que esté lo más atento posible; con el juego se le pide lo mismo solo que de manera distinta, esta persona especialista en educación física podría colaborar con el docente a cargo en diseñar una serie de estrategias, basadas en juegos para la enseñanza de determinado tema”, aseveró Morera.
Puntualizó que el éxito del juego en el proceso educativo y desarrollo de las personas se basa en seis elementos fundamentales: aumenta la función cerebral y el desarrollo neuronal, se divierte, interactúa más socialmente, se aprende con mayor facilidad y provoca el proceso cognitivo dada la significancia y asociación natural que genera. Además, se comprobó científicamente que el ejercicio estimula la neurogénesis y eleva los niveles de la proteína “Brain-derived Neurotrophic Factor (BDNF, por sus siglas en inglés) en el hipocampo, la parte del cerebro que controla el aprendizaje y la memoria.
Juego con objetivo
Morera indicó que el nuevo paradigma apunta al juego con un propósito y no únicamente para pasar el rato. “Durante el encuentro se planteó cómo los juegos de mesa pueden fomentar el trabajo en equipo, los valores y volvernos a la comunicación cara a cara. El propósito no es ganarle al rival sino al mismo juego, siguiendo las pistas y creando estrategias entre todas las personas participantes según sus habilidades y conocimientos otorgados para lograr el éxito”.
La especialista comentó que este es un tema que debe sensibilizar tanto a docentes como a padres de familia o encargados de los niños, pues se tienen a la mano una herramienta muy valiosa que solo se debe saber explotar.
Morera aseveró que a la hora de hacer las tareas, el juego también debe estar presente. Muchas veces las tablas de multiplicar se convierten en un verdadero dolor de cabeza para todas las personas implicadas (papá, mamá, maestros y sobre todo para la persona aprendiz). “¿Por qué no enseñarlas lanzando penalitos con la bola o encestar monedas y bolinchas en una canasta”.
Jugar en casa
Morera resaltó que es importante fomentar el juego desde el hogar, ya que si bien las nuevas tecnologías hacen niños muy capaces intelectualmente, en la actualidad se enfrenta el problema de que el niño no quiere moverse, pues prefiere estar frente al televisor o videojuego. De ahí, el llamado de la experta de regresar al juego tradicional como elemento de interacción de las familias.
Agregó que es comprensible que los padres de familia lleguen agotados de sus trabajos y solo tengan tiempo para revisar las tareas, dar de comer y acostar a sus hijos. Sin embargo, el disponer de 20 ó 30 minutos de juego con los hijos traerá beneficios tanto a los niños como a los padres, a través de un tiempo de calidad.
Finalmente, destacó que el peor error es sancionar al niño con no permitirle jugar o bien en las escuelas que no salga al recreo, debido a una mala acción cometida. Todo lo contrario, el juego libera una serie de hormonas y proteínas que permitirán al menor una mejor atención, concentración y relajación en clase.