Intolerancia es la nueva violencia
Silvia Monturiol F. /CAMPUS
smonturi@una.cr
Si en el pasado Centroamérica estuvo afectada por conflictos armados, hoy la nueva forma de violencia que experimenta la región es la intolerancia.
“Aunque hoy pensemos que hay una paz relativa, las causas de esos conflictos armados no están resueltas y se ha desplazado la violencia armada hacia focos de violencia que tienen que ver con la expresión de lo que las democracias todavía no reconocen”, aseguró Zoila América Ortega, activista nicaragüense, quien participó en el taller internacional “Nuevas violencias y sus efectos en las realidades centroamericanas”, organizado a finales del año pasado por la Red para el Abordaje de los Factores de Inseguridad Ciudadana en Centroamérica (Red FICCA).
Y lo que aún no han logrado reconocer las democracias del istmo es el respeto a las diferencias. En Honduras, por ejemplo, ese irrespeto se expresa de forma “impactante y dramática”, a través de la persecución que –según los especialistas reunidos en este taller– han sufrido poblaciones vinculadas con opciones de prácticas sexuales diferenciadas, al punto de tener que desplazarse a otros países del área.
En Costa Rica, la intolerancia a la diversidad se refleja de manera distinta. Conductas y expresiones de agresividad hacia los “otros”, aquellos con características percibidas como distintas “de la norma”, como es el caso de afrodescendientes, indígenas, personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT) y ciertas nacionalidades de migrantes, son cotidianas en la vida social costarricense, según lo dejan al descubierto con claridad las redes sociales.
El racismo implícito –y explícito– en fanáticos de un equipo de fútbol que publican “memes” donde comparan a un jugador afrodescendiente del equipo contrario con un mono, o el exacerbado sentimiento de xenofobia que lleva a un joven a “postear” en su muro de Facebook un comentario con rasgos neonazi relacionado con la muerte del niño aparentemente torturado por sus padres en Upala: “para mí el niño es nica y llegaría a ser otro más; no le veo pesar y para mí no se perdió nada…”
Lo que antes se quedaba en el ámbito de las reuniones privadas, actualmente es expuesto en público por la vitrina en que se han convertido estos nuevos medios de comunicación colectiva.
Negación de la diversidad
Para el sociólogo Guillermo Acuña, director del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (Idespo-UNA) y miembro del equipo organizador del taller sobre nuevas violencias, este tipo de manifestaciones de rechazo al “otro” tiene su origen en una forma de construcción de la convivencia social y cultural, expresada en la existencia de grupos que se creen superiores a otros con características distintas en el plano étnico o sexual.
Esa forma de convivencia se transmite socialmente desde la infancia. No por casualidad, la discriminación del “otro” es evidente en el ambiente escolar. El sociólogo recuerda el caso de una niña afrodescendiente, a quien el acoso sufrido en una escuela del sur de San José, en 2012, la llevó a intentar “blanquearse” con talco. “Eso no es bullying, es racismo”, afirma Acuña.
Añade que el racismo en el país se remonta al siglo XIX, cuando en el proceso de construcción de la sociedad se diluyó hacia las áreas periféricas a las poblaciones que no eran identificadas como blancas.
El más reciente censo de población evidencia la negativa al reconocimiento de la diversidad étnica en Costa Rica, ya que el 87% de las personas encuestadas se definieron como blancos.
En el plano del rechazo a las diferencias sexuales, el sociólogo destaca que esta tiene una expresión moral-religiosa. “Quedan vestigios de índole religioso que culpabilizan al otro que es distinto”.
Además, dijo que hay ciertos sectores conservadores con mucha presión en el ámbito público, que promueven la prevalencia de una actitud moralista.
El director del Idespo considera que las manifestaciones de intolerancia no solo son contrarias a los derechos humanos, sino que resultan contradictorias en un país donde incluso se ha presentado un proyecto en la corriente legislativa para reformar el artículo 1.° de la Constitución Política, con el fin de que se defina a la República de Costa Rica como “multiétnica y multicultural”.
Y es que, como subraya la especialista nicaragüense Zoila América Ortega, “nuestras democracias deben actualizarse a las nuevas realidades, pero además deben responder a la vieja agenda que no está resuelta, que es la agenda de la justicia y de la equidad social, que al final es la causa también de la intolerancia actual”.
Por el derecho a las diferencias
El taller internacional “Nuevas violencias y sus efectos en las realidades centroamericanas” se realizó a finales de 2014, con el objetivo principal de analizar los factores que intervienen en la construcción de la violencia en la región.
Entre las conferencias impartidas por especialistas de la región destacaron “Violencias en Centroamérica: la intolerancia a las diferencias” (Zoila América Ortega), “Factores determinantes e impactos de las violencias contra poblaciones indígenas en la región centroamericana” (Carlos Ariñez), “La crisis humanitaria de la niñez migrante centroamericana no acompañada” (Gustavo Gatica) y “Centroamérica diversa. Retos desde las poblaciones para incidir en la disminución de las violencias a nivel regional” (Daniel Matul).
El taller fue organizado por la Red para el Abordaje de los Factores de Inseguridad Ciudadana en Centroamérica (Red FICCA), con el apoyo del Idespo, la Escuela de Relaciones Internacionales, el Instituto de Estudios Latinoamericanos (Idela), y las entidades Agenda Ciudadana para la Educación y Jóvenes Contra la Violencia.