OVSICORI: los secretos de las plumas volcánicas

Eliécer Duarte (*) para CAMPUS

Las columnas de gas y vapor (plumas volcánicas) son la expresión externa de sólidos y fluidos calientes bajo la superficie, alcanzando la atmósfera con gran presión. El vapor de agua es arrastrado junto a una gran variedad de otros gases, usualmente tóxicos, ácidos y corrosivos. A menudo se acompañan de sismicidad, deformación en el terreno y lluvia ácida en la región circundante.

Una vez que las columnas de gas alcanzan la atmósfera, estas quedan a merced de las condiciones meteorológicas reinantes. Regionalmente los vientos, en general, siguen un patrón estacional que para el caso de Costa Rica se conocen como alisios; en la estación seca. Durante la estación lluviosa esos vientos mas bien provienen del Pacífico e invierten la dirección de las plumas gaseosas. Es por esta razón que la afectación por gases se da principalmente en los flancos oeste y suroeste en la mayoría de nuestros volcanes durante los meses secos. En la estación lluviosa los efectos se notan al sur, sureste y este.

Las formas variadas de las plumas incluyen desde tímidos chorros fumarólicos sobre la cima hasta robustas columnas que se inyectan a varios kilómetros sobre la cima del volcán.

Respecto a los colores, como la componente principal de estas columnas de gas es agua, su color predominante es blanco. El color azulejo se puede aducir a gases magmáticos como el dióxido de azufre, dióxido de carbono o sulfuro de hidrógeno. El color café y beige son también comunes a estas plumas y normalmente esto se asocia al transporte de aerosoles.

El olor de las columnas de gas es tan variado como sus colores. Cuando su componente principal es agua, la pluma es neutral. El olor a huevo podrido es característico del dióxido de azufre y es incoloro. El sulfuro de hidrógeno es inflamable y su olor acre es muy agresivo.

El volcán Turrialba se había considerado bastante pasivo en casi siglo y medio. Modestos penachos de gas y vapor comenzaron a crecer desde mitad de los 90 ́s hasta cambiar radicalmente a partir del año 2005. Después del 2007 los efectos lesivos de las plumas volcánicas son notorios en prácticamente todos los flancos del edificio volcánico. En ocasiones las plumas alcanzan decenas de kilómetros en desplazamiento horizontal. Ha habido pulsos vigorosos de desgasificación que inyectan estas plumas a alturas entre 1 y 3 kms. Las plumas freáticas recientes contienen ceniza vieja y sedimentos. El monitoreo multidisciplinario de estas columnas volcánicas arrojarán en el futuro información valiosa, que pueda ser aplicable para reducir su impacto negativo en la calidad del aire, la sociedad y su economía.

(*) Académico e investigador, OVSICORI.

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    Octubre 2016 - Año XXVI # 280

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