Dos festivales en Bolivia

rescatan miradas autóctonas

Cine latinoamericano en La Paz y Santa Cruz de la Sierra

Gabriel González-Vega *
gabriel.gonzalez.vega@una.cr

Vivimos una paradoja. El cine de nuestro subcontinente ha logrado apreciable calidad formal, se atreve a renovar los lenguajes y ofrece testimonios y sueños relevantes que agitan las conciencias. Es de lo mejor del mundo. Sin embargo, se ve poco en las pantallas de nuestras propias salas de cine, las más adecuadas para disfrutarlo y pensarlo. Éstas siguen dominadas por entretenciones que llamamos hollywoodenses, espectaculares y vanas, con mensajes superficiales y reaccionarios. De los Estados Unidos, claro, también llegan obras de arte. Los vídeos piratas repiten la tendencia. Aunque es cierto que ahora hay más opciones mediante el streaming y nuevas vías en Internet.

El tema es central en la educación, siendo el acceso al cine clave en ese proceso in(de)formativo más allá de las aulas, por cierto cada vez más obsoletas. Las horrendas, falaces y exitosas campañas por el Brexit, contra el plan de paz en Colombia y para elegir al neofascista Trump y su corte de millonarios ultraconservadores, por ejemplo, así como el golpe de estado blando en Brasil, la deriva totalitaria en Filipinas y Turquía y la consolidación de la autocracia en Rusia revelan cuán grave es el proceso de idiotización global tanto intencionado como inerte- y cómo esta nueva enajenación se suma a los graves problemas ambientales, económicos, políticos y militares que amenazan el planeta. El mundo se despeña empujado por el fundamentalismo, el autoritarismo y la avaricia. Estamos al borde del abismo, como sugiere con lucidez el brillante scifi La llegada de Denis Villeneuve, cine depurado y profundo. ¡Recomendado!

Espacio mágico entre colinas

Con gran entusiasmo, durante 13 años, las embajadas latinoamericanas acreditadas en La Paz organizan una muestra no competitiva en las magníficas instalaciones de la Cinemateca, que por cierto es privada. Gracias a la tesonera y amable labor de la diplomática Tatiana Vargas, a la que se sumó el nuevo embajador Marco Aurelio Odio, Costa Rica destaca en estos ciclos y he tenido el gusto de asesorar y presentar películas varias veces. El año pasado fue un deleite ofrecer el maravilloso corto Amor de temporada de Sergio Pucci (poético, sagaz, entrañable; ¡qué fotografía!), y la interesante crítica social Dos aguas, de Patricia Velásquez, reflexión inquietante sobre la irrupción del narcotráfico en el Caribe (Campus/UNA, junio 2015, p.13). Ambos a sala llena. Ya planeamos que nuestra Presos inaugure la 14 Muestra de Cine Latinoamericano. Recién colocado en HBO (Estados Unidos) y Netflix (resto del mundo), el tercer largo de Esteban Ramírez es buque insignia del cine centroamericano.

Entre lo bueno visto allá hay que subrayar el fantástico El botón de nácar, memoria y voz del agua ancestral que delimita a Chile en su angostura, obra del legendario autor Patricio Guzmán. La manera tan ingeniosa en que entrevera la historia natural con la sociopolítica es magistral, así como la belleza y el horror de ambos paisajes. Vincula el misterio sagrado de la naturaleza con la ruta de la opresión que llega hasta nuestros días. Es un portento de filme que debiera verse a lo largo y ancho de nuestra geografía (vale por mil clases convencionales), tanto por lo sublime de sus imágenes como por la potencia de su relato telúrico.

Argentina se complace con el vigor de su cine, y el bueno de Ricardo Darín (por su talento y por sus valores) encabeza esa oleada de logros. En Koblic hace otra interpretación estupenda -una transformación sorprendente de principio a fin-, en lo que es recuento crítico de los abusos de la dictadura militar junto a su propio periplo. Es una inmersión incisiva en la Argentina pueblerina y brutal viciada por la opresión castrense; un filme vigoroso, esmerado, lleno de significados y alusiones; tan atractivo como importante. El título no llama la atención, mas el relato atrapa apenas iniciar.

Tres versiones del humor nos sedujeron: La once es un primoroso documental chileno sobre un grupo se señoras mayores que ritualmente se reúnen a tomar café durante seis años los que duró el rodaje-; prueba que con pocos recursos y buen tino se pueden hacer propuestas interesantes y con garbo. Es una lenta y mesurada línea de tiempo trazado con nostalgia y apego. La comedia mejicana Ella es Ramona, sin mayores pretensiones mas sí buen oficio, logra un humor bonachón y pinceladas críticas que se agradecen. Sin la hondura humanista de otras obras sobre la gordura, se ve con agrado. Sin hijos muestra, asimismo, la maestría del cine argentino en una comedia romántica de enredos ágil y cautivante que protagonizan la misteriosa Maribel Verdú y el convincente Diego Peretti y se plantea el conflicto, bastante usual, entre la nueva pareja y la crianza de la anterior, en este caso una niña de armas tomar.

Santa Cruz entrañable

Por primera vez en 16 años un filme costarricense, Presos, compitió en este no tan pequeño y admirable evento, FENAVID, y fue también mi primera visita -representándolo- a ese centro histórico detenido en el tiempo, rodeado de ajetreados anillos urbanos modernizantes. Con mucha voluntad, y una tropa de entusiastas y amables jóvenes, el festival (34 países) hace un magnífico trabajo que envuelve e ilumina a todos los que asistimos. Hay una gran hermandad y un trabajo intenso y riguroso, apoyado generosamente por los centros culturales español y alemán. Especial énfasis se le brinda a dos concursos dedicados a jóvenes en los que serví como jurado-. Un Rally para universitarios y otro para equipos internacionales armados en el momento (Proyectos 100 X 100), ambos con plazos perentorios, actores de valía y asesores. ¡Estupendo! Muchos chicos como Ángel Molina (Paraguay), que se llevó dos premios, o Alejo Ospina (Colombia) que prepara su animosa ficción Encuentro con el olvido, pudieron avanzar en su formación. Además de valiosos talleres, cine infantil y en los barrios, hubo los concursos de videoclips deslumbrantes-, cortos ¡qué edición (premiada) la de El tren de Chicago!- y documentales. En largos ficción hubo tres finalistas: Nuestra Presos, la cubana Vestido de novia que pasa revista a la homofobia que hubo en la isla -que ha sido superada-, con un despliegue de interpretaciones espléndidas (Luis Alberto García, Isabel Santos, Jorge Perugorría, Alina Rodríguez). Filme humanista, realizado con gran destreza, que inauguró y se llevó el Premio del público. Y la vencedora, Amama, de España, territorio de conflictos familiares, premiada por su audacia; aunque yo prefiero a las dos anteriores. También valió ver Alba, inquietante historia familiar del Ecuador desgarradores el padre y la hija-, la asfixiante y mágica El soñador y el sorprendente western Pueblo viejo; ambas peruanas.

* Académico jubilado de Estudios Generales, UNA

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    Febrero 2017 - Año XXVI # 283

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