La Casa por la ventana

Tiranosaurio

Carlos Francisco Monge

La paleontología nos dice que el tiranosaurio fue una bestia prehistórica, carnívora y depredadora, de cráneo inmenso, cuyo peso quedaba compensado por una pesada cola; tenía brazos relativamente pequeños que terminaban en garras, y poderosas patas que de un pisotón podían destrozar a sus presas. Se conoce nada más una especie, el denominado Tyrannosaurus rex.

Entre lo que han descubierto los paleontólogos y lo imaginado por ciertos escritores de ficción, se ha convertido a este dinosaurio en un habitual icono de las novelas de aventuras, del cine, de los dibujos animados y, en general, del fantasioso mundo del peligro, la destrucción y el apocalipsis de las civilizaciones. Sus horríficas fauces, cercadas por unos dientes afilados y curvos, han sido desde entonces el mejor símbolo de la voracidad implacable.

Una buena cantidad de esqueletos, reconstruidos cuidadosamente, se exhiben en importantes museos de paleontología. Prueban que su existencia fue real; nada fantástica. Todavía los expertos debaten sobre sus hábitos de alimentación (es decir, si era depredador o carroñero) y de locomoción (si era veloz o lento, torpe o ágil). Se le dio el nombre de tirano, que en griego significa rey; o más bien, reyezuelo o soberano local, quizá por la hipótesis de que fue un animal dominante, muy territorial, hecho para imponerse con violencia sobre sus competidores, incluso congéneres.

Así han sido los verdaderos tiranos; es decir, los de la historia de las sociedades humanas. Porque la tiranía es, por esencia, la contraposición y la destrucción de la democracia. Es un fenómeno social y político en el que reinan la voracidad, el egocentrismo, la absoluta arbitrariedad, la aniquilación a mansalva de quien se opone o quiere resistir. En la historia humana, es imposible encontrar tiranos magnánimos o benevolentes; altruistas o benefactores. No está en su esencia. Siempre se vestirán de profetas, salvadores del mundo, ejes del universo, que no es sino el reino geográfico, militar o financiero que han llegado a erigir. Como el tiranosaurio, quizá.

La paleontología también indica que el tiranosaurio ocupó, hace sesenta y ocho millones de años, una parte del actual territorio de los Estados Unidos de América.

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    Febrero 2017 - Año XXVI # 283

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