La violencia apaga la sonrisa al "país más feliz del mundo"

Johnny Núñez Z.

Es alarmante y preocupante como la violencia en nuestro país aumenta día con día. Accidentes de tránsito, delincuencia en las calles y hurtos son tan solo algunos de los hechos delictivos que el costarricense afronta en la actualidad. Desde hace rato que dejamos de ser la "Suiza Centroamericana" y en lugar del "pura vida", practicamos la "pura muerte".

¿Qué pasó?, ¿en qué momento se perdió aquella Costa Rica de valores, respeto y tranquilidad?, aquella en la que nuestros padres vivieron y recuerdan con nostalgia, cuando en más de una ocasión, al regreso de una noche de fiesta tenían que atravesar el parque Central o Nacional en horas de la madrugada sin peligro alguno, más bien hasta era grato encontrar otro trasnochado para compartir las anécdotas de la noche.

Nos duela o no, esa época ya es historia. Ahora, 17 años después de iniciado el siglo XXI, la violencia se ha vuelto el pan nuestro de cada día.

Por otro lado, gracias al mal llamado periodismo ciudadano, generado por las redes sociales, es común ver en vivo a dos conductores, machete en mano, discutiendo en plena vía pública la maniobra errada de uno ellos, o bien la actitud de un ciudadano que por intrépido le dispara un balazo en la cabeza a un sujeto que lo había asaltado en el autobús y peor aún, fotos crudas y sin censura de personas brutalmente asesinadas.

Sin pensarlo, regresamos al viejo oeste en donde cada quien toma la ley en sus manos, o peor aún retrocediendo a los escenarios sangrientos de los años 80. Es hora de que los ciudadanos hagamos un alto en el camino y exijamos a los gobernantes de turno que formulen leyes eficaces para velar por la seguridad de los habitantes y otras para castigar de forma severa la criminalidad, porque pareciera que tiene más privilegios el delincuente que la víctima y sus familiares.

Muy propicio y oportuno que las universidades públicas acordaran que el 2017 sea un año por la Vida, el Diálogo y la Paz. Ojalá y que de los foros que se realicen salga una proclama efectiva que contribuya para que la violencia no le apague, de por vida, la sonrisa al país más feliz del mundo.