Después de la elección ¿viene la reflexión?

Jacqueline Bonilla Corrales (*)

El pasado 19 de octubre se llevó a cabo la elección para puestos de Directorio de la Feuna (Deuna) y del Consejo Universitario, siendo electo el partido Acción U con 2545 votos aproximadamente.

En esta ocasión, la papeleta fue encabezada por una mujer, noticia que dio a conocer Campus Digital, periódico de la UNA. La noticia de la elección rescata el hecho de que una mujer fue electa para presidir el Directorio de la Feuna, mas no ha sido la única mujer que ha dirigido este órgano.

El recalcar el hecho de que "al haber elegido los estudiantes de la UNA por primera vez en 43 años a una mujer como representante del alumnado universitario" es invisibilizar también la participación de todas las mujeres que conforman este órgano, ya que, según el Estatuto Orgánico de la Feuna (capítulo: VIII, artículo: 34), debe existir paridad de género en todos los órganos federativos, y desde hace años esta práctica se viene implementando. Por tanto, su elección como "representante del alumnado universitario" no es la primera en 43 años.

En este caso, la presidenta no es la única mujer en un puesto de representación estudiantil dentro del Deuna; sin mencionar el hecho de que el Directorio no es toda la Feuna, y que otros órganos de la Feuna también han sido presididos por mujeres (Asociaciones Estudiantiles, el Teeuna y el Caeuna).

En dos periodos anteriores también dos compañeras estudiantes han ejercido el cargo presidencial, quienes a su vez fueron elegidas democráticamente en elecciones estudiantiles. Si bien su elección no fue para este puesto en específico, por los vaivenes de la política estudiantil, han terminado su periodo al frente del Directorio de la Feuna.

Indistintamente de la agrupación política con la que llegaron a este puesto, debe rescatarse la cuota de participación de la mujer en órganos de representación, y lejos de la idea que por ser mujer hay que visibilizarla, hay que resaltar el hecho de que debemos tener un pensar crítico de las actitudes de liderazgo y las capacidades que les permitieron (y les permitirán) a las mujeres y a los hombres que participan de estos procesos, sacar avante -como equipo- a un Directorio.

Migrar de los personalismos a los equipos de representación política es, y será siempre, la tarea de una representación estudiantil responsable y consecuente con los principios y fines del Estatuto Orgánico de la Feuna.

Nuestra Universidad Nacional ha procurado, desde sus inicios, la integración y participación de diversos grupos sociales, culturales y geográficos, de manera que, en las diferentes organizaciones (estudiantiles o de representación en la que participan estudiantes) se ha manifestado esta misma diversidad, por lo que no es Acción U la única organización estudiantil que ha procurado tener entre sus filas a estudiantes indígenas, estudiantes que laboran, padres o madres estudiantes, estudiantes con discapacidad, estudiantes con orientación sexual diversa, entre otros; esto, antes de ser una opción para participar debe ser una praxis cotidiana aunada a los principios humanistas de nuestra Universidad.

Trabajar sobre propuestas, debate de ideas y un proyecto político de representación e integración estudiantil, nos invita no solo a preocuparnos, sino también a ocuparnos por el bienestar de las y los estudiantes, de manera íntegra, consciente, humanizada, ágil y comprometida.

El mejoramiento efectivo de las condiciones estudiantiles implica conocer y acercarse a la realidad de nuestros y nuestras compañeras, desde ayudas socioeconómicas hasta tiquetes de alimentación, desde bonos de fotocopias hasta actividades culturales, deben ser una prioridad de cualquier Directorio Estudiantil y no solo pasearse por los pasillos de la Feuna con aires de grandeza, olvidándose de quienes los llevaron ahí con su voto.

Cuestionar la idea tradicional de la Federación de Estudiantes es también un acto responsable de quienes hemos estado (y estarán ahí). Los índices tan elevados de abstencionismo son alarmantes, y esto nos invita a repensar las prácticas de elección popular. Estamos obligados a no repetir los errores de un sistema nacional de elección, ya desgastado y hasta cuestionable en su transparencia.

Pensar en un sistema parlamentario estudiantil que sea más que un proyecto piloto en el que sentarse en una curul legislativa sea la única visión posible, es hasta hoy, la mejor opción que tenemos para rescatar a la Federación de Estudiantes de la política tradicional y caudillista de nuestro país.

El ejemplo más serio y exitoso de esto es el Colegio Humanístico Costarricense, en donde las y los jóvenes participantes han demostrado con madurez una manera diferente de hacer política estudiantil.

El Directorio, y todo órgano federativo, debe tomar con seriedad su participación en los puestos de decisión, porque "hacer historia" es más que un lema electoral, es una obligación de nosotros y nosotras como estudiantes universitarias.

(*) Estudiante de Sociología

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    Febrero 2017 - Año XXVI # 283

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