Entrelíneas

Mi reino por un Like... ya no

Víctor J. Barrantes

Las redes sociales no dejan de transformarse y no se ve cercano el día en que uno pueda tomarles una fotografía panorámica y decir: esto es lo que tenemos; posiblemente tal imagen podría cambiar a la mañana siguiente.

Recuerdo un par de comerciales en los que un niño y una abuela expresaban su alegría por la cantidad de Me gusta (like) que sus publicaciones habían logrado. Pues resulta que esa necesidad de legitimación que requerimos de los otros con sus likes y comentarios a nuestras publicaciones parece que ya no es tan necesaria, pues han variado las razones que nos motivan a tener presencia en las redes sociales. Y así será posiblemente para otras publicaciones que difundimos como las irrelevantes transmisiones en vivo las cuales también parecieran tener sus días contados, dado el uso extendido y cansón que se les ha dado y, como sabemos, son escasas las veces que estamos ante un hecho histórico, irrepetible e impactante que sí merezca la difusión masiva.

Aún así, pagamos el precio por mantenernos "al día", y al hacerlo recibimos una avalancha de información constante de la que muy poca nos resulta útil; no renunciamos a la conexión, pues prevalece la idea de que si lo hacemos corremos el riesgo de "perdernos algo importante". Entonces desarrollamos estrategias para sobrevivir en el medio: algunos, como Alexey Pisarevsky, dan consejos para revisar correos, mensajes y redes de una forma efectiva, sin necesariamente ausentarse de estos medios. Pero los más radicales han cortado de raíz: luego de haber entregado buena parte de su vida a las redes sociales renunciaron a ellas cuando empezaron a sentir que no llegaban a la tierra prometida que creían encontrar en el medio, tal y como lo ha documentado CNN, El Mundo y, de manera testimonial, Corey Alexander, un joven de 17 años.

Acumular me gusta y ganar popularidad ya trascendió en las redes sociales; de lo que se trata ahora es de aprender a cómo sacarles provecho, y a cómo asociarlas más con el trabajo, los negocios, el emprendedurismo u otras actividades y menos con el gossiping o la chismografía (la cual, sin embargo, sigue siendo la mayor motivación para muchos). Uno de los usos más provechosos que he visto recientemente está asociados con la educación: estudiantes, padres y docentes retroalimentan el proceso del aprendizaje, sin que medien evaluaciones; y todo lo facilita una red social. El uso de estas herramientas, como por ejemplo Seesaw, podría contribuir a generar nuevas formas de aprehender o revolucionar las actuales.

Que no nos detengan los likes, no vaya a ser que terminemos a lo Ricardo III, cediendo nuestro reino por una causa ya perdida.