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Rincón Ecológico Conflictos de tierra y derechos humanos en Costa Rica * Sonia Torres Costa Rica no escapa a los conflictos agrarios generados por políticas neoliberales que producen hambre, pobreza, desocupación y desalojo de familias campesinas e indígenas de sus tierras. Por un lado existe una gran cantidad de fincas y propietarios con terrenos relativamente pequeños; por el otro, una gran concentración de terrenos en manos de pocos propietarios. En Talamanca, La Estrella y Turrialba los pueblos indígenas se ven acosados por sus recursos forestales, mineros y alto potencial energético de sus territorios. En la Península de Osa 33 familias de agricultores del Asentamiento Finca Boruca en Salamá, esperan pacientemente que la burocracia y negligencia administrativas les permitan cultivar la tierra en una finca de 140 hectáreas, que pretende ser adquirida por el Instituto Costarricense de Desarrollo Agrario (IDA) y cuyo propietario lo es el actual Secretario de la O.E.A. y expresidente de la República, Miguel Ángel Rodríguez. En Sarapiquí, el conflicto lo genera la Standard Fruit Company, transnacional bananera que acaparó ilegítimamente desde 1967 las 900 hectáreas de terrenos ociosos e improductivos que hoy reclaman los campesinos y campesinas de la Asociación Campesina de Bambuzal. En su defensa por la tierra, a los campesinos y campesinas costarricenses se les violenta cada día derechos fundamentales consagrados en la Constitución, como el derecho al trabajo, al salario digno, a la salud, a la educación A cambio de ello han enfrentado el terror, la angustia y la incertidumbre por las balas, los gases, las detenciones violentas, la negligencia de parte de la Fuerza Pública y de grupos paramilitares que actúan sin control. También han tenido que soportar la actitud complaciente, sumisa y burócrata de funcionarios de instancias administrativas y judiciales. En su derecho legítimo de buscarle solución a los conflictos agrarios, las familias campesinas han llegado a ocupar las instalaciones del Instituto de Desarrollo Agrario, de la Cruz Roja y se han apostado en Iglesias Católicas. Actualmente, desde el 25 de abril 2004, 120 adultos y 16 niños y niñas reclaman el derecho a tener un juicio agrario que les permita volver a la tierra. Esas familias campesinas han sido desalojadas de sus parcelas, han sufrido la muerte violenta de dos de sus compañeros campesinos. Las familias campesinas de Bambuzal, recientemente, entonaron un grito que aún resuena en las escalinatas de los Tribunales de la Corte de Justicia en Guadalupe y que debe llamar a la reflexión inmediata de las autoridades antes que este conflicto tiña de sangre el suelo costarricense: "Somos hijos de la Tierra" y por eso regresamos a Bambuzal. * Secretaría CEUS del Golfo de Nicoya. (Extracto del artículo publicado en Rebelión.org) |
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