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Modelo energético: El talón de Aquiles

Carlos Carranza Villalobos*

En los últimos días hemos visto cómo la situación energética, en lo que se ha llamado "un efecto dominó", afecta directamente a todos los costarricenses. Una variable tan importante como el petróleo y sus derivados afecta al consumidor nacional e internacional.

La actual crisis energética tiene determinantes nacionales e internacionales, pero sobre todo actores que se benefician a costa de los países de menor desarrollo. Un viejo dilema no resuelto

Durante la administración Carazo (1978-1982) sufrimos los efectos de la crisis mundial que tuvo como uno de los componentes los precios del petróleo, situación que llevó al país a momentos de complejidad política y de un alto costo social que todavía hoy día no se ha resuelto.

De hecho, las recomendaciones técnicas en aquella época señalaban que de mantenerse la tendencia en el modelo energético dependiente del petróleo y sus derivados, ésta tendría un fuerte impacto sobre las capacidades nacionales, la balanza de pagos costarricense, pero sobre todo, en el complejo proceso de producción-consumo.

Resulta paradójico que durante dos décadas más bien se profundizara el modelo energético petrolero, que le resta alternativas al país y lo pone en manos de los carteles petroleros internacionales.

Lo que se cambió en Costa Rica

Durante las administraciones Calderón Fournier y Figueres Olsen se dieron dos políticas de Estado que agravaron esta situación: la referente a ferrocarriles, que trajo como consecuencia el aumento de la flotilla de vehículos pesados, el deterioro de carreteras y la saturación de las vías de comunicación, y el hecho de que al ICE se le impidiera desarrollar proyectos estratégicos para estimular formas de energía novedosa, limpia y que respondieran a los requerimientos del país. Una serie de proyectos fueron eliminados o pospuestos por intereses de sectores que buscaban apropiarse del sistema energético nacional.

El modelo dependiente energético, entonces, no solo impulsó al transporte privado de gran tamaño que hoy día está concentrado en pocas manos en las actividades estratégicas sino que impidió que se impulsaran políticas de energías limpias y con un costo que le permitiera a Costa Rica rebajar la cuenta petrolera.

El impulso a los vehículos automotores y a la flotilla de autobuses va también ligado a ciertos grupos que logran establecer verdaderos oligopolios o monopolios, de hecho, en las principales rutas de Costa Rica. En otras palabras no hay competencia energética ni tampoco competencia económica a estas rutas.

Releyendo los carteles internacionales petroleros

Los precios del petróleo sufren la especulación de diferentes carteles. El enriquecimiento y acumulación de capital de las grandes corporaciones petroleras ha sido mayor en los últimos tres años que en el último decenio, con el consecuente perjuicio para las economías más débiles a nivel mundial. Es oportuno recordar el manejo oscuro de corporaciones como la ENRON o la Corporación Rusa, tal como lo ha señalado el Wall Street Journal o The Economics, que nos está llevando a alternativas muy duras para economías dependientes. Paralelo a esto se dan los juegos geopolíticos en cuanto a mercados, uso de recursos y alternativas, como ha sucedido con el crudo iraquí, los topes de producción saudí y los intereses reales en lugares potenciales de Africa.

Lo no discutido: Estrategia, modelo y estilo de desarrollo

En diferentes artículos se ven una serie de planes de contingencia que si bien pueden ser interesantes, no pasan de ser simples paliativos ante un enfermo crónico.

Los grupos con capacidad real en el campo de transporte, el uso de energías y vías de comunicación han impedido a la ciudadanía tomar conciencia de la magnitud de la actual situación y de la necesidad de una transformación gradual de las fuentes energéticas, hacia alternativas compatibles con el ambiente. A esto se unen intereses que promueven las exploraciones petroleras, que a mediano plazo dañan a los países y cercenan las capacidades ambientales como quedó demostrado en el caso ecuatoriano.

El otro dilema tiene que ver con las fuentes alternativas propuestas, como es el caso de la construcción de proyectos energéticos de gran magnitud, que podrían afectar cuencas como la del Pacuare, con el consecuente impacto sobre regiones del país.

Estos dilemas no se han resuelto en el intercambio que se da entre el ICE y los grupos ecologistas, como tampoco se discuten con profundidad las fuentes alternas, de manera que se mantiene el modelo petrolero dependiente como el dominante, con sectores altamente beneficiados.

Aclarando en la maleza

No se ha logrado aclarar la verdadera dimensión del problema en los planos económico, político y ambiental ni se ha logrado una verdadera discusión sobre los fenómenos de dependencia tecnológica, energética y petrolera.

En resumen, el país requiere una discusión profunda sobre este tema, ya que si el escenario actual se mantiene, la economía costarricense será cada vez más frágil y la capacidad del bolsillo del costarricense disminuirá. Hasta ahora las soluciones que se han planteado no son más que simples ocurrencias que demuestran la falta de capacidad de quienes dirigen las áreas económica y energética nacionales, pero a su sombra ciertos grupos sociales se verían beneficiados.

El costo de la cuenta petrolera y del modelo energético va a ser directo sobre aquellos grupos que perciben algún tipo de ingresos a nivel nacional y es ahí donde debe plantearse alternativas novedosas por parte de las universidades, los centros de investigación y grupos que promuevan las energías limpias. Si no hacemos esto no solo tendremos una diferenciación de ingresos, sino posiblemente nuevas formas de ajuste que debilitan nuestras capacidades nacionales y desangran a la mayoría de la población.

Esto es parte de la discusión de fondo sobre la problemática energética y sus impactos reales en diferentes campos, que no se resuelve con salidas mágicas o explicándolo como hechos accidentales, si no vemos que la otra cara tanto en Costa Rica como a nivel internacional ha elevado los ingresos de ciertos grupos y de empresas articuladas al cartel petrolero y vehicular, que guardan silencio ante las angustias de importantes sectores.

Como muestra veamos cómo Estados Unidos se ha negado a autorizar sus reservas petroleras para estabilizar la economía mundial y mucho menos poner en práctica el Convenio de Kioto, que va en un camino que permitiría mejorar las capacidades energéticas y el aprovechamiento de otras fuentes dentro de un modelo de verdadero desarrollo sostenible y humano.

*Profesor Escuela de Sociología y coordinador Proyecto Análisis de Coyuntura en la Sociedad Costarricense.



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